Comer, viajar y amar, eso me suena a titulo de película, de hecho creo que existe y es protagonizada por Julia Roberts, pero en este caso no vengo a platicarles ni de ella ni del cine de Hollywood, aprovecho este espacio para compartirles lo que mas disfruto hacer, si, así es como el titulo de la película, comer, viajar y amar, me falta agregar hacer fotografía. Para no irme largo tratare de ser breve con las palabras ya que considero que no soy bueno en esto de escribir.
Mi especialidad como fotógrafo de bodas y eventos sociales, considero que fue circunstancial, pero el gusto por la fotografía estoy convencido que fue una elección, ya platicare de eso. Aunado a eso, el buscar tomas urbanas y de sitios poco comunes nunca ah desaparecido y como consecuencia, en la primera oportunidad que se presenta y la temporada de bodas no esta presente, tomo mi equipo fotográfico y salgo en busca de lugares y su gente para documentarlos,
Fue a mediados del mes de septiembre del año 2015 cuando recibimos mi esposa y yo la invitación por una pareja de amigos con los cuales solemos viajar un tanto por algunos lugares de México. La invitación consistía en un especie de recorrido relámpago a la tierra que vio nacer a Cata (madre de el ) misma que nos prepararía elotes recién piscados, acompañados de un tremendo queso, que a la fecha sigo añorando el día en que vuelva a comerlo.
Me propuse un reto personal, Hacer fotos de ese viaje, que no duraría mas de 24 horas en el estado de Zacatecas, en un pequeño poblado llamado San Pedro Ocotlan, en el municipio de Tepechitlan. Trataba en tomar mi vieja canon 20d, un solo lente 50mm 1.4, una memoria de 4 Gb y una batería con muy poca carga, pensaba que esto me obligaría a ser mucho mas cuidadoso y consciente de lo que tendría que retratar y que técnicamente me sentiría mas limitado por los parámetros que te ofrece un medio formato.
Mi sorpresa fue bastante agradable, paisajes verdaderamente mágicos, personas tan amables, que difícilmente encontrare la manera de corresponderles con la facilidad nata que ellos tienen al atender a los invitados. Indiscutiblemente me surgieron muchas preguntas, el simple echo de ver el estilo de vida que llevan las personas que viven sobre esa localidad, siendo la sierra de Zacatecas el escenario perfecto para decorar a esas personas. De los viajes que mes me han provocado cuestionarme, enriquecedor y satisfactorio.
Gracias; Mine, Cesar, Cata y familia.
A qui unas cuantas Fotografías, espero las disfruten.